Los mercados financieros fueron quienes causaron esta profunda crisis de trágicas consecuencias para los más vulnerables (la juventud, el mundo del trabajo), pretenden sacar tajada de ella cambiándonos las reglas del juego.
Y encima nos quieren hacer creer que el único camino que nos sacará del marasmo actual y venidero pasa por reducir el gasto público, privatizar los servicios públicos, flexibilizar el mercado de trabajo, liberalizar los mercados, aumentar la competencia…
En ese empeño, no han cesado en su ofensiva contra el sindicalismo de clase. Han pretendido debilitarnos porque saben que somos los únicos capaces de frenar sus ambiciones. Pero nosotros les hemos contestado durante todo este tiempo con una continua movilización social que reclama otras políticas más justas para salir de la crisis, defiende el empleo y los servicios públicos. Los sindicatos estamos donde siempre hemos estado, en la defensa de los intereses de clase, reivindicando justicia e igualdad.
A mayor poder sindical, mayores salarios, menores desigualdades y mayor productividad”.Así pues, frente al denuesto mediático que cuestiona el sentido actual de los sindicatos, en Comisiones Obreras tenemos que reivindicar que nos hemos convertido, en estos tiempos crudos, en el baluarte de los derechos sociales, en los únicos defensores del Estado de Bienestar. Y lo estamos haciendo desde la responsabilidad que nos legitima para proponer alternativas y a la vez exigir derechos, situando el diálogo social como centro y norte de nuestras actuaciones.
Pero lo estamos haciendo también desde la movilización cuando no se nos escucha. En este tiempo hemos parado con una huelga los servicios públicos por los recortes salariales, hemos convocado una huelga general contra la reforma laboral, nos hemos movilizado a la ofensiva para defender el sistema público de pensiones.
Toda esta presión ha obtenido sus frutos. Hemos conseguido volver a abrir el diálogo social en la Administración Publica. Hemos alcanzado un acuerdo que consolida nuestro sistema público de pensiones y que evita la pretensión del Gobierno de establecer la edad de jubilación única en 67 años. En el mismo Acuerdo Social y Económico, hemos logrado impulsar las políticas de empleo y formación y recuperar la ayuda para desempleados que han agotado sus prestaciones.
Garantizar la cobertura a las personas desempleadas durante todo este tiempo ha sido prioridad sindical. Hemos de recordar que este acuerdo, fruto de las movilizaciones, ha conseguido modificar de manera sustancial las pretensiones de Gobierno y empresarios, basadas en la desregulación total de nuestro modelo social y laboral. Y seguimos movilizándonos.
Ahora mismo, con una intensa campaña de recogida de firmas para que la Iniciativa Legislativa Popular por el Empleo Estable y con Derechos alcance el éxito. Con este instrumento de participación ciudadana vamos a llevar de nuevo al Congreso el debate sobre el empleo y vamos a intentar revertir los aspectos lesivos de la reforma laboral que hasta ahora solo han servido para abaratar el despido, destruir empleo y aumentar la temporalidad.
La reforma laboral impuesta por el gobierno ha sido la mayor agresión a los derechos laborales de toda nuestra democracia, y después de la Huelga General del 29 de septiembre, de nuevo vamos a hacer que se escuche la voz de los trabajadores y las trabajadoras. En estos momentos, negociamos la reforma de la negociación con el objetivo de que no haya ni un solo trabajador sin la cobertura de un convenio colectivo que fortalezca las relaciones laborales colectivas y proteja las condiciones de trabajo.
En esa negociación, estamos haciendo frente al intento de los empresarios que pretenden unas relaciones individualizadas. Estamos defendiendo también el continuo ataque a los salarios de los trabajadores. Y de ahí no nos van a mover, pues resulta que en España, con una productividad por encima de la media de la OCDE, tenemos, junto con Grecia y Portugal, los salarios más bajos.
Pero no solo eso, pues resulta que, en el sector público, España es uno de los estados menos redistributivos y donde la tasa de movilidad vertical (de padres a hijos) entre generaciones es menor. Parece que algo tiene que ver con esto el sistema educativo dual, privado-público, que tiene poco impacto en igualar las oportunidades entre las distintas generaciones. Por tanto, ahora más que nunca, seguimos donde siempre hemos estado, en la reivindicación de la creación de empleo. El 30% de paro que soportamos en la provincia es insostenible para muchas familias. Desde CCOO exigimos políticas que creen empleo, que cambien los recortes por la inversión productiva.
Exigimos el compromiso de todos para acabar con la lacra del desempleo en la provincia. Exigimos a los empresarios de Sevilla que abandonen la cultura arcaica de recorte de costes laborales y precariedad, y se comprometan socialmente con la provincia. Nuestro trabajo es motor de la sociedad y solo con nosotros se puede salir de la crisis. Más empleo y de más calidad, más formación, más innovación. Ya va siendo hora de que los empresarios sevillanos se enteren de que esta es la receta porque entre tanto están acabando con el futuro de muchos jóvenes.
Demandamos un sistema financiero más justo. Pedimos a las entidades bancarias dotar de crédito a las familias y las empresas y que se corresponsabilicen con la salida de la crisis porque también fueron las causantes. Rechazamos la bancarización de nuestras cajas de ahorros porque reivindicamos una economía al servicio de la ciudadanía y la sociedad. Pedimos también una profunda reforma fiscal que redistribuya la riqueza. Una reforma que permita que de verdad paguen más quienes más tienen. Hemos de recuperar la idea de un interés común.
Queremos otra salida a la crisis y estamos luchando por una Europa social y por la gobernanza de la economía. Vamos a luchar contra el Pacto del Euro que ataca directamente nuestros salarios. Hemos de caminar hacia un modelo sostenible en el que la economía esté al servicio de las personas. Debemos encarar estos momentos con decidida voluntad y demostrar que somos generosos. Nuestro afán va destinado al conjunto de los trabajadores y trabajadoras, a las personas desempleadas y a las generaciones que vienen a las que no podemos dejarles una sociedad que les prive de vivir.
Debemos dejarles una sociedad donde las pensiones, la educación, la sanidad o la atención a las personas dependientes sean derechos consolidados que no admitan transigencia. La necesidad de una vida digna nos exige, parafraseando a Stéphane Hessel, una misma cosa: crear y resistir.