A estas alturas, nadie se extraña ya de que los dos grandes partidos mantienen una constante pugna de datos sobre los excelentes resultados de cada uno de sus respectivos gobiernos y, de que la ceremonia de la confusión tiene su máximo exponente en periodos electorales. Número de desempleados y desempleadas, prestaciones sociales, inversión o impuestos, son objeto de tediosas comparaciones que sin embargo nunca sitúan la diferencia de modelos que han dado un resultado u otro. Bien es verdad que la no explicación de diferencias en esos aspectos no se debe en absoluto a falta de tiempo o imperdonables olvidos, es sólo que en política económica, fiscal o productiva es más lo que les une que lo que les separa.
La España ideal que han heredado unos de otros poco tiene que ver con la España real que padecemos todas y todos. Que la tasa de temporalidad esté en nuestro país en el 25,6% frente al 13,4% de la UE, solo podemos debérselo al incansable trabajo que para conseguirlo han realizado los Gobiernos de Aznar y Zapatero. Que seamos el país de la UE-27 que tiene un mayor número de trabajadores y trabajadoras en paro de larga duración, o que el 45,4% de los jóvenes en España estén en desempleo no es tampoco ajeno a lo anterior. No es ninguna casualidad que quienes han tenido la enorme suerte de mantener su puesto de trabajo o acceder a uno en los tres últimos años haya significado aumentar en 7 millones las personas que son mileuristas, mientras que el salario medio de un ejecutivo del Ibex-35 equivale al de 66.000 mileuristas
Que haya 5 millones de desempleados y desempleadas es el trágico resultado de una misma política económica puesta al servicio de mantener los beneficios de quienes generaron la crisis: la banca y los poderes financieros, en vez de situar la generación de empleo como prioridad absoluta de un Gobierno. Pero más trágico todavía si cabe es que de esos 5 millones de personas, casi 2,2 millones no reciben ningún tipo de prestación, es decir, 1,5 millones de familias de la España real tiene a todos sus miembros en el paro.
Y que esa cruel realidad exista, que la brecha social se amplíe no es fruto de nos haya caído una maldición divina,(bueno, puede que si), es el resultado de que los dos grandes partidos también compartan lamentablemente una misma e injusta política fiscal. El PP, en los años de Aznar se rompió el carácter sintético y uniforme del IRPF, que gravaba la renta global del contribuyente con independencia de su fuente, ya fuera por trabajo, capital, incremento de patrimonio, etc. Así las ganancias del patrimonio superiores a dos años dejaban de tributar al tipo progresivo de la escala, pasando a un tipo de gravamen proporcional del 20%, para pasarlo posteriormente al 18%. Como colofón el PP reguló las famosas SICAV, Sociedades de inversión de capital variable, modificando el Impuesto de Sociedades para que tributen al 1%, frente al tipo general de ese momento que era del 35%. Esta “herencia” ha pervivido en el tiempo tras ocho años de Gobierno del PSOE, en el que según me cuentan parece ser que hubo un Vicepresidente que hoy es candidato del PSOE para las próximas elecciones generales.
Pero para sorpresa de propios y extraños, en estos últimos 8 años el PSOE ha bajado 5 puntos el Impuesto de Sociedades y ha bajado el tipo máximo del IRPF del 45 al 43%. No contentos con esto ha eliminado el Impuesto de Patrimonio, que el 90% de los contribuyentes no pagaba, y que ha significado dejar de recaudar 2.000 millones de euros. Para que no faltara de nada, a finales de 2009 se rebajó del 43% al 18% en el IRPF las rentas de capital recibidas por sus entidades a los maltratados y depauperados banqueros, ejecutivos y familiares.
El resultado de todo esto es las cansinas sobreactuaciones de diferencias entre los dos partidos, y los recortes sociales que cada cual ejecuta con entusiasmo en sus ámbitos de actuación. Aquí tengo que reconocer que Esperanza Aguirre es lo más aventajado en ese campo. Pero al margen de lo anterior, la realidad lo que dice es que en gasto en protección social en España estamos en el 22% mientras la media en la UE el de 25,3%. El índice de camas hospitalarias es para España de 324 por cada 100.000 habitantes mientras que la media en la UE es de 535. El gasto en I+D+i en España es del 1,38 del PIB mientras que la media en la UE es del 2,01%, en Alemania es del 2,8%, lo que podría explicar que los milagros no existen ni siquiera en Alemania.
Estos son algunos resultados del bipartidismo y la evidencia de que lo de España no es una cosa de mala suerte o de que nos tengan manía, incluso hemos ganado un Mundial. Es la constatación de que Guatepeor no puede resolver Guatemala, y de que no es obligatorio elegir entre la peste y el cólera.