Vivimos una dura crisis, larga. De modelo económico y de modelo de sociedad. Salir de la crisis con un nuevo pelotazo es la antesala de una nueva crisis, en la que bajemos un escalón más en nuestra incapacidad para ser país. Salir de la crisis sentando nuevas bases económicas, defendiendo el empleo, protegiendo a los desempleados y defendiendo la capacidad de los servicios públicos para cohesionar a la sociedad, sería lo deseable, pero no necesariamente lo que pasará.
Porque en esta crisis, el problema principal de la ciudadanía, es el empleo y el paro. El empleo precario y el paro galopante son la principal rémora para este país. La más alta temporalidad de Europa y las tasas de paro más altas están en España.
Ni la Reforma Laboral, que nos llevó a la Huelga General del 29 de Septiembre. Ni los ajustes presupuestarios, han corregido en lo más mínimo el paro, la temporalidad, la precariedad. Muy al contrario el paro aumenta y lo seguirá haciendo mientras no se aborden los problemas reales de nuestra economía, que no tienen que ver con los salarios, ni con las pensiones, sino con la financiación, con el tipo de empresas que tenemos, con la fiscalidad, para captar recursos públicos, más necesarios que nunca.
El principal problema, la primera preocupación, es el empleo. 23 millones de personas paradas en Europa. 4,7 millones de personas paradas en España. Ese es el problema y no vamos a entender, no podemos tolerar, que nadie nos imponga otras salidas que no pasen por reforzar y consolidar el empleo.
Vamos a recoger más de 500.000 firmas en un tiempo record, para detener y hacer reversibles los efectos más duros de la Reforma Laboral. Vamos a defender la Negociación Colectiva y la capacidad protectora del convenio colectivo. Vamos a defender la sanidad, la educación, la dependencia, las políticas públicas. Vamos a exigir que acabe la economía especulativa y corrupta de este país.
Como bien decía Anita Sirgo, la luchadora de la minería asturiana, recientemente reconocida con el Premio Trece Rosas: organización, convicción, unidad. Vamos, pues, a organizarnos. Vamos a unir a la ciudadanía, a los trabajadores y trabajadoras, para luchar con coherencia y convicción por el empleo, contra la crisis, por la protección a las personas.