9 de junio de 2021. 

REFLEXIONES. 

De todos es sabido que es lo que ocurre cuando se acorrala a un animal herido... Pues ni más ni menos que se pone a dar zarpazos a diestro y siniestro sin importar si vienes a salvarlo o a rematarlo, la cuestión es, que por muy manso que te parezca en su hábitat natural, en cuanto lo hieres de muerte y lo arrinconas, pierde totalmente el sentido de la realidad que le rodea y se convierte en un animal relativamente peligroso y decimos relativamente peligroso, porque en verdad no es absolutamente necesario acudir en su ayuda, incluso si está moribundo a sabiendas de que no podemos salvar su vida, no tiene sentido intentarlo a pesar de que pueda parecer cruel...



En estos casos, que afortunadamente no son muy frecuentes, lo mejor es buscar una posición elevada y observar como el pobre y miserable animal sin la  capacidad racional de un ser humano, se comparece de sí mismo, sin que lleguemos jamás a entender el porque no aceptó la mano que se le tendía y que podía haber supuesto su salvación.

Al final, puede ocurrir que desde esa posición observemos como el animal después de un tiempo se tranquiliza y procura volver a su oscura guarida, donde en soledad se lamera las heridas, alimentándose de su propio vómito, posiblemente con el tiempo llegará a curarse o quién sabe, solo, amargado y ensimismado en su narcisismo fallecerá lamentablemente sin remedio en el olvido y sin que nadie le tenga en su memoria o tal vez, una vez recuperado, un valiente y osado humano le de caza y luzca su cabeza disecada como un trofeo más de su colección... 




Posdata: cualquier parecido con la realidad es pura verde coincidencia



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